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EL NAUFRAGIO DE LA FE



  
1 Timoteo 1: 19 “guardando la fe y una buena conciencia, que algunos han rechazado y naufragaron en lo que toca a la fe”

NAUFRAGIO:
Un naufragio es la pérdida y hundimiento en el mar, río, lago o cualquier otra masa de agua, de una embarcación.

¿Cuáles pueden ser la causa de ese naufragio?

Por una vía de agua  ocasionada tras la perforación del casco, hecho que facilita la entrada de agua en la parte sumergida del casco; la inestabilidad, es decir, la embarcación se inclina hacia un extremo y ello impide que luego pueda recobrar el equilibrio; las causas meteorológicas que pueden, o producir inestabilidad en el buque o bien desembocar en el impacto contra alguna estructura sólida que podría llegar a dañar el casco, beneficiando la vía de agua; un fallo de navegación, un error, ya sea humano o tecnológico, que provocará la colisión de la embarcación contra rocas sumergidas, icebergs o incluso contra otras embarcaciones; y finalmente, daños intencionalmente provocados contra la nave, los cuales podrán estar motivados por un enfrentamiento bélico, que derivó en sabotaje, impacto de misiles, proyectiles y de torpedos, entre otras armas poderosas.
La historia alberga en sus hojas infinidad de historias de naufragios, más, o menos resonantes, pero se trata de un peligro o una amenaza de la cual casi nadie está exento, aun poseyendo la más importante, lujosa y segura embarcación. Prueba de ello es el naufragio del transatlántico inglés Titanic, en abril del año 1912, uno de los naufragios más populares, comentados, documentados, investigados y representados a lo largo de la historia.
La tragedia dejó como saldo 1.517 personas desaparecidas.

Por otra parte, en el lenguaje corriente la palabra naufragio se emplea comúnmente como sinónimo de desgracia o de un desastre grande.

Significa: Pérdida o hundimiento de una embarcación--- o --- fracaso negocio, o emprendimiento.

·         En el versículo 1 Timoteo 1:19 el consejo del Apóstol Pablo a Timoteo, hijo en la fe, fue que pusiera atención en no naufragar en la fe por estas dos causas: no guardar la fe y no tener una buena conciencia, para pelear la buena batalla de la fe.

Pablo no quería que su Timoteo, a quien amaba, se hundiera o naufragará sino todo lo contrario que llegara a su meta final.
Ya hemos visto para tener una idea lo que es naufragar, siempre se refiere a la nave o barca en la cual se está moviendo.
 Necesitamos cuidar la fe, porque ella es como la embarcación con la cual llegaremos al final.
 Pero podemos naufragar, hundirnos,  sino tomamos el consejo del apóstol: cuidar la fe, pero sin dejar de cuidar  tener una limpia conciencia.
Las causas que hemos mencionado, podemos aplicarla en el ámbito espiritual, y llegar a concluir cual símiles son a los factores de naufragios en tantos hermanos que mostraban una magnifica y fuerte fe, pero que descuidaron su: conciencia.

Estaba Jesús buscando una barca donde poder subir para hablarle a la multitud sobre el mar.
Lucas 5: 2 y 3 " vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. 3- Y entrando en una de aquellas barcas, la cual de de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud"

·         Y encontró dos, de la cuales eligió una, y ¿cuál eligió? la de Pedro. ¿Por qué? porque Pedro tenía FE.

Sin embargo, quien hubiese escuchado hablar a Pedro en aquel día, diría ¿Qué? Si éste estaba quejándose de todo, amargado, porque su última pesca había sido aquella y no había conseguido nada. Pero Jesús escogió la barca de Pedro, porque el vio  lo que nadie, ni aún Pedro había visto: que pedro tenía FE en Dios, la necesaria para poder comenzar el camino junto a Él.
En otra oportunidad, estaban todos los discípulos en una misma barca, en medio de una gran tormenta, Jesús viene a ellos a Salvarlos, pero el único que responde a él, fue Pedro.
Mateo 14:29 “…28- Respondiendo Pedro, dijo: Señor, si eres tú, mándame que vaya a ti sobre las aguas. 29-Y El dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, caminó sobre las aguas, y fue hacia Jesús. 30-Pero viendo la fuerza del viento tuvo miedo, y empezando a hundirse gritó, diciendo: ¡Señor, sálvame!…”

Jesús le dice -Ven Pedro, y él se bajó de la barca y camino. 
La barca en la cual iban, estaba llena de incredulidad,  y Pedro estaba ahí con ellos, pasando la misma tormenta, pero con un espíritu diferente, Pedro sabía que algo iba a suceder, hasta que vio venir caminando a Jesús, sobre las aguas, y se salió de la barca que no era suya, su barca era de Fe.

  •      La fe de Pedro, era sin él saberlo  la mejor barca, porque su fe, no lo dejaba naufragar en medio de las crisis más graves, como aquellas, solo le faltaba algo  por lo que Jesús vino para dárselo: una Buena Conciencia.

Su fe no funcionaba bien, por cuanto cuando se movía, su conciencia lo traicionaba y cedía al desmoronamiento, a hundirse.

 Cuando Jesús lo llama fuera, a caminar en el mar como él se lo pidió, es decir salir fuera de esa barca de la incredulidad, él sale, pero al iniciar a caminar por la fe, mira hacia alrededor y lo que ve, acusa a su débil conciencia, la cual cede y cae.

¿A cuántos de nosotros nos habrá ocurrido lo mismo?
 Somos capaces de los más grandes desafíos de fe, investimos contra todo lo que pudiera significar-nos imposible, pero cuando ya estamos al alcance de ello, nos venimos abajo, teniendo esa sensación de que nos hundimos, naufragamos en ese gran mar con nuestra barca, ¿por qué? Porque algo nos acusó, algo surgió de nosotros mismos que nos bloqueó, algo de nuestro pasado fue recordado por nuestra conciencia. 

“Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida” (1 Tim. 1:5).

  • Pedro tenía fe, pero su conciencia era débil. En todo el tiempo de su peregrinación, la conciencia lo hacía hundir.


Gálatas 2: 11 – 14 “Pero cuando Pedro vino a Antioquía, me opuse a él cara a cara, porque era de condenar.”
Pedro no tenía limpia conciencia, no actuaba con pureza, sino con hipocresía. 
Cuando Pedro niega a Jesús, su problema fue lo mismo. Negaba a Jesús, fingiendo que no le conocía, su conciencia traicionaba su Fe, y a su Señor.
Pedro tenía una conciencia que manifestaba temor ante los demás, temor de lo que dirían. Su conciencia lo traicionaba en su mejor momento.
·        No basta tener fe, sino que nuestra conciencia no nos acuse, no nos entregue, no nos confunda y lleve lejos de la verdad,  y para ello, nuestra conciencia debe estar: limpia y libre de todo remordimiento, temor al fracaso, etc.
  •     No nos basta tener fe, para llegar a Ver Cara a Cara a Jesús, sino Fe y una buena conciencia, de que lo que estamos haciendo es lo correcto, y lo correcto es lo aceptado por Dios.


 “Entonces Pablo, mirando fijamente al concilio, dijo: Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy” (Hch. 23:1).

 “15-sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;
 16-teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores sean avergonzados, los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. 
17-Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal” (1 Pedro. 3:15-16).

·         ¿Qué  le pasó a Pedro, aquí? Su Conciencia fue sanada, y liberada.

·         Era necesario que el Espíritu de Dios, confrontará a Pedro, en su débil conciencia, a fin de que pudiera llegar a la meta.

¡Nuestro comportamiento es afectado por nuestra conciencia!

Sino guardando el misterio de la fe con limpia conciencia 1 Timoteo 3:9

¿Qué es tener una limpia conciencia?

2 Corintios 11: 25 “Tres veces he sido golpeado con varas, una vez fui apedreado, tres veces naufragué, y he pasado una noche y un día en lo profundo.”
Hechos 27: 1 al 29.
En esta historia vivida por Pablo cuando era llevado como prisionero a Roma, Italia, sufre un naufragio de la nave que lo transportaba a él y a toda la tripulación y demás presos.
A pesar de que Pablo vivió este NAUFRAGIO,  no había ninguna confusión en la vida de Pablo, ni ninguna incertidumbre, ni frustración, es decir Pablo en todo tiempo manifestó una limpia conciencia, y también conservaba y conservó en este viaje su Fe.
Tenía lo que llamaríamos una personalidad con aplomo. 
Pablo conocía el camino y sabía a dónde iba.
Podemos observar estas cualidades en su conducta durante este viaje.
Pablo vivió su vida como un hombre que estaba en contacto con Dios, un hombre de fe, que no por eso alardeaba de la misma, ni descuidaba su comportamiento, el cual es afectado por la conciencia. Este fue un naufragio normal. 
Sus naufragios no fueron consecuencias de una dicotomía entre su fe y su limpia conciencia.

En cambio en 1 Timoteo 1: 20 – “Entre los cuales están Himeneo y Alejandro, a quienes he entregado a Satanás, para que aprendan a no blasfemar.”

Pablo,  habla de dos cristianos Himeneo y Alejandro los cuales sí, habían naufragado en le fe. 
Himeneo había perdido  la fe: el argumentaba y propagaba una herejía, que la resurrección ya se había producido. Y esto aniquilaba la fe.
Porque si esperamos a Cristo, para morir con él, y no resucitar jamás, entonces vana es nuestra fe.
Y también a Alejandro, el calderero, alguien que empezó bien, pero luego cuando ya creía, y creció en el conocimiento de la Palabra, comenzó a oponerse a la verdad, comenzó a oponerse a Pablo. También dice que Alejandro amó más al mundo.

  • Los dos habían apostatado. Pero para los mismos, ellos seguían teniendo fe.
  • Habían perdido su limpia conciencia.

 ¿Cuándo se pierde la limpia conciencia?

 Cuando te dejas de lavar en el agua de la palabra y por ello no se renueva más tu manera de pensar, conformándote al mundo como cualquier incrédulo,  pasando a tener hacia ciertos temas, o pecados, o argumentos, una conciencia cauterizada, de entendimiento entenebrecido.

1 timoteo 4: 1 y 2 “Pero el Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos apostatarán de la fe, prestando atención a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios, 2-mediante la hipocresía de mentirosos que tienen cauterizada la conciencia”

Por más que tengamos una gran embarcación, una gran profecía sobre nuestras vidas, un llamado evidente con señales y maravillas, una buena y fuerte economía, un gran conocimiento de la palabra, hay dos cosas que nos pueden hacer hundir junto a aquello en que nos apoyamos: si separamos nuestra fe, de nuestra limpia conciencia, se nos cauterizará  y llegaremos a levantar argumentos en contra de la Palabra de Dios, pero hay esperanza para el arrepentido: si clamamos a Dios, él nos dará lo que le pedimos.
 Pidámosle una limpia conciencia, y mantengámosla expuesta a su Luz.

Si Pablo fue el Apóstol de las revelaciones de Dios para los gentiles, Pedro se transformó en un maestro de un tema específico, aquel que casi fue la causa de su naufragio en lo que toca a la FE: la Buena conciencia!! Aleluya! 
Si leemos sus cartas, no hay otro como él para enseñar y mostrar el cambio y la transformación que trae el arrepentimiento y la sincera búsqueda por tener siempre ante Dios y ante los hombres una ¡Buena Conciencia!.

Dios te Bendiga!!
Pastora Sara Olguín.

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